Las Tres Cruces - Rembrandt, 1653

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Hoy, pensamos en Rembrandt como un gran pintor, con destreza en el retrato y fascinación por la luz. Sin embargo, durante su vida, fue más famoso por sus grabados. Rembrandt fue admirado por su juego magistral entre luces y sombras, al mismo tiempo que aportaba a la obra, la técnica de un pintor. Esta pieza, “Las Tres Cruces”, es considerada uno de sus mejores grabados y uno de los más dinámicos que se hayan realizado.
Esta escena procede de la Biblia, que fue una importante fuente de inspiración para Rembrandt a lo largo de toda su carrera. Algunas representaciones de la crucifixión son tranquilas y vacías. En las pinturas renacentistas, por ejemplo, Jesús puede parecer casi pacífico en la cruz. Rembrandt, por el contrario, opta por arrastrar al espectador al caos, la multitud y el ruido del momento, situando la crucifixión en el centro de un torbellino de actividades cotidianas, mostrando la crudeza de la humanidad.
La muerte de Jesús fue una ejecución pública por parte del Imperio Romano. Intencionalmente, había  ocurrido en una zona de mucho tráfico y mucha gente se había  visto atraída por la escena, desde amigos llorosos a enemigos engreídos o espectadores curiosos que no sabían nada de las personas que colgaban de esas cruces.Observando más de cerca a la multitud, se muestran diversas emociones y respuestas.
Mujeres desmayadas.
Hombres afligidos.
Gente que huye.
Soldados a caballo.
Incluso los dos hombres que cuelgan a ambos lados de Jesús tienen fuertes reacciones hacia Él.

Lucas 23:39-43 registra este intercambio:

Uno de los criminales colgados junto a él se burló: «¿Así que eres el Mesías? Demuéstralo salvándote a ti mismo, ¡y a nosotros también!».Pero el otro criminal protestó: «¿Ni siquiera temes a Dios ahora que estás condenado a muerte? Nosotros merecemos morir por nuestros crímenes, pero este hombre no ha hecho nada malo». Luego dijo:—Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en tu reino.Jesús respondió:—Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso.

Se cree que el momento exacto que Rembrandt representa en “Las tres cruces” es la muerte de Jesús descrita en los Evangelios:

Lucas 23:44-46

Ya era alrededor del mediodía, y la tierra se llenó de oscuridad hasta las tres de la tarde. La luz del sol desapareció. Y, de repente, la cortina del santuario del templo se rasgó por la mitad. Después Jesús gritó: «Padre, ¡encomiendo mi espíritu en tus manos!». Y con esas palabras dio su último suspiro.

Esta es la escena en la que descubrimos que una oscuridad sobrenatural cayó sobre la tierra. Se puede ver la intencionalidad del artista cuando los rayos de luz divina descienden; principalmente sobre Jesús, pero se ve al hombre a su derecha, presumiblemente el que se burló de Él, en la sombra, y al que está a su izquierda, a quien Jesús dijo que se reuniría con Él en el paraíso, bañado en la luz.
Una de las razones por las que este grabado es tan dinámico es que Rembrandt lo creó utilizando una técnica llamada punta seca. Tomaba una cuchilla afilada y rayaba el diseño directamente sobre la lámina de metal. Este proceso dejaba deliberadamente delicadas crestas que retenían más tinta durante el proceso de impresión para dar al grabado final unas llamativas líneas negras aterciopeladas.
Rembrandt trabajó y retocó la lámina de “Las tres cruces” varias veces a lo largo de varios años. Pulió ciertos detalles y recortó otros. Éste es un grabado del tercer estado de la lámina. La figura clave es la de un centurión en la base de la cruz, en el centro de la luz, arrodillado con los brazos levantados en señal de adoración. Es de suponer que se trata del soldado descrito en Lucas 23:47-48:

Lucas 23:47-48

Cuando el oficial romano encargado de la ejecución vio lo que había sucedido, adoró a Dios y dijo: «Este hombre era inocente de verdad». Y cuando todas las multitudes que habían venido a observar la ejecución vieron lo que había sucedido, regresaron a casa con gran dolor.

Al estudiar esta obra, pienso en Rembrandt sentado en su estudio, inclinado sobre esta lámina de cobre, agarrando su aguja de punta seca, excavando cuidadosa e intencionalmente cada línea, cada expresión. Pienso en la presión que tuvo que ejercer para recortar cada sombra, decidiendo dónde crear oscuridad y dónde dejar caer la luz. 
Pienso en él decidiendo qué personajes incluir en este cuadro y cuáles destacar. Pienso en el moribundo que decide utilizar parte de su último aliento para burlarse de Jesús...
Y pienso en el centurión que ejecuta activamente a Jesús y que de repente cae de rodillas.
Pienso sobre todo en el hombre empapado de luz en el centro de todo, capaz de reunir a tanta gente, y tanta pasión y tanto vitriolo.
Rembrandt a menudo se colaba entre la multitud de sus cuadros, así que, mientras trabajaba en esta lámina, me pregunto dónde se colocaría en esta escena.

Entonces me cuestiono dónde me pondría yo.

¿En la luz o en la sombra?

¿En la burla o en la adoración?

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